La cultura de la conectividad
La autora Jose Van Dijck nos invita a reflexionar de manera crítica sobre los cambios culturales y sociales dados a partir de la interconectividad de las plataformas. Este cambio se inició –según plantea- en menos de una década.
Si pensamos en el inicio de Internet, nos centramos en un modelo unilateral,
estático, en donde el acceso a la información de la llamada Web 1.0 era a
través de páginas fijas, que se actualizaban con muy poca frecuencia y que no
daban posibilidad a la interacción.
Iniciado el nuevo milenio, con el impulso e inversiones
de las empresas y los Estados ante el temor por efecto Y2K, la web tuvo un giro a una internet
más participativa. La nueva infraestructura on-line convirtió a la sociedad de
redes en lo que después se llamó la Web 2.0.
La “promesa” de una cultura participativa se dio de la mano de plataformas que
estimulaban la socialidad humana. ¿Quién no quiere tener un millón de amigos, no?
Los nuevos modelos generaron la idea de construir comunidades, de un acceso a la
información más democrático e interacciones de manera global, instantánea e
inmediata.
Estos cambios calaron en la técnica, en lo social, lo económico y lo cultural.
Pero también, ocurrió la obtención de datos personales que, transformados luego
en algoritmos, permitieron conocer los gustos e intereses de los usuarios. Se
dio pie entonces a un nuevo escalón dentro del ecosistema: una sociedad
moldeada por plataformas[1];
las empresas iniciaron “el modelo publicitario” de la red.
La cultura participativa se convirtió en una verdadera cultura de la
conectividad, con algunos otros condimentos más:
Podés escuchar el análisis del fragmento introductorio del libro, en esta
entrega:
[1] Van Dijck, Jose. “La cultura de la conectividad: Una historia crítica de las redes sociales”: 1era Ed. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2016.
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